Otro once más, y ya van 33. Y me acuerdo de aquel meme viral que hace de hoy un día especial «me casé el once del once, como el cupón» decía la muchacha de Huelva que contestaba con un críptico «EA» a un reportero que le preguntaba porqué estaba su marido en el centro penitenciario. Nos tocó el corazón y cada año viene a mi mente por estas fechas.
Creo que con el tiempo he creado mi propio calendario en el que voy citando fechas ilustres de nuestra cultura pop sin ningún fundamento, por alguna extraña razón recuerdo más estos datos que los cumpleaños de amigos. Por suerte Zukerberg no ha cerrado Facebook, y aunque ya no es un libro de caras, estaréis de acuerdo conmigo en que ahora es nuestro calendario de cumpleaños de amigos y familiares. Estoy segura de que vosotros también os pasáis por allí para aseguraros de si vuestro amigo cumplía el 15 o el 16 de Diciembre un mes antes de organizar su fiesta sorpresa.
Las horas espejo están de moda y puedes encontrar en internet un millón de significados para cada pareja de números repetidos, yo encuentro siempre una explicación a mi medida y ahora quiero pensar que se trata de una señal para empezar a proyectar cambios positivos en mi futuro.
Me gusta imaginar que cuando escribo me convierto en una especie de Carrie Bradshaw local y que mis outfits imposibles sirven de inspiración para alguien. Crear este habito de escribir los lunes ha sido todo un logro en mi vida porque suelo procrastinar infinito, tanto que dudo si mi clarinete seguirá montado en algún cajón por la terrible pereza que supuso para mi yo adolescente el mero hecho de montar y desmontar aquel instrumento cada vez que lo tocaba. Un día pensé que si no lo desmotaba, tal vez, y solo tal vez, sería capaz de tocar más allá de mis clases y los ensayos de la banda pero eso jamás ocurrió. En casa, un pincel, un libro o cualquier CD de rock suponía un pasatiempo mucho más interesante para alguien, que como yo, se pasaba el rato queriendo habitar en el universo de los adultos.
Ahora soy todo lo que alguien una vez soñó para mí, vivo una vida bastante chula en la que combino un trabajo que me gusta con todos los viajes y los libros que mi economía y sobretodo mi tiempo libre me permiten. Me gusta tanto leer que a veces no saldría de mi cama en las 15 o 16 horas que puedo tardar en devorar una novelita random. Si tuviera un balcón con vistas al mar me daría con un canto en los dientes y haría como Chanquete, no me movería de allí jamás. Sería como Maria Ivars cuando dice «Per vore món sols caldria que pujarem al Montgó, la terra que s’hi voria, fora, segur, la millor», una casa como Penyamar seria el sueño de todo escritor que se precie.
Pero no escribo tanto cómo para ser escritora ni tan poco para no serlo. Este blog es mi constante pero hay mucho más: poesía, mis cuadernos de viaje y algún que otro diario. Me pregunto en este punto si os gustaría leerme más o si realmente alguien me lee. Me gusta escribir para mí y a veces recibo feedback, pero otras tantas el silencio administrativo me invade y pienso que por suerte toda esta parafernalia la hago única y exclusivamente por diversión.
Nos leemos la semana que viene.
Júlia Esteve.